Somos Amigos de la Tierra - NOTICIAS

13 de diciembre de 2007

DESDE BALI a la AURORA BOREAL

EL PROTOCOLO DE BALI (texto para docentes)

¿A quién engañan los que se reunieron en Kioto y los que se reúnen ahora en Bali?

El ultracapitalismo es la trampa definitiva que los países occidetales no quieren eludir. Algunos consideran que el comunismo, el intervencionismo y el dirigismo de Estado es lo único que hubiera podido salvar al mundo del desastre que está destruyendo la biosfera, es decir, el ámbito en que la vida tiene lugar y consideran que hay salida al cambio climático con el actual modelo de desarrollo. La enfermedad climática es el verdugo que, a muerte lenta, segará la vida sobre el planeta, a menos que hagamos algo. Lo peor es que, sin haber tomado arte ni parte en el cataclismo, las generaciones que están viniendo ahora al mundo pagarán esta insesatez...

No dudo (o sí) de la mejor voluntad de sus participantes, pero ellos saben muy bien que si el de Kioto no se ha cumplido ni de lejos, los acuerdos de éste de Bali correrán la misma suerte. ¿Qué les hace suponer que no será así? ¿Qué ha cambiado en la nula fuerza que no tienen los gobiernos para hacer cumplir los acuerdos de los que se ríen las estructura industriales y financieras de todas las naciones?

En el fondo es más práctico (y noble) no firmarlos, como no firmó el de Kioto EEUU. ¿Para qué signarlos si no hay voluntad ni posibilidades de cumplirlo porque la libertad de mercado impera sobre las restricciones, siempre burladas cuando así lo quieren por su potencial económica, las corporaciones, holdings y emporios industriales?

Lo mismo que una democracia no se construye con leyes sino por el consenso y voluntad de los ciudadanos, la reducción o eliminación de los gases contaminantes sólo se consigue por el convencimiento de que el mundo civilizado se vendrá abajo si no se cumplen los acuerdos. Y ese convencimiento no existe, y si existe no puede más que la avaricia. E incluso cumpliéndolos -se ha dicho- nos encontramos en el punto de no retorno. ¿Qué significa esto? Pues que aunque dejase de lanzarse dióxido de carbono en este mismo instante, el clima no retornará a algo parecido a su régimen anterior hasta pasados decenios o siglos.

El Protocolo de Kioto de 11 diciembre 1997 lo ratificaron casi la totalidad de los países, pero ninguno lo ha cumplido. ¿Por qué?, pues porque quienes gobiernan en realidad el mundo no son los políticos que desfilan por las sedes de los gobiernos, sino las industrias y sus consejos de administración que son impersonales. Son corporaciones con personalidad jurídica, pero no personas naturales. Corporaciones que se suceden constantemente a sí mismas. Y estas corporaciones no saben de efectos nocivos de sus productos, ni directos ni colaterales. Ni las medidas legislativas impuestas para atajar sus desmesuras son para ellas barreras insalvables. Pues están capacitadas para soportar todas las sanciones económicas imaginables, que siempre estarán muy por debajo del monto de las pérdidas que les produciría renunciar a su producción de automóviles o de energía o de lo que sea contaminante y propulsor de dióxido de carbono. Por otra parte sus consejeros están blindados contra despidos, el 20% de las empresas tiene más consejeros de los necesarios (¿cuántos son necesarios?), la mayoría de ellas (y cuanto más gigantescas peor) no revelan la remuneración individual. Las remuneraciones sin límite de los altos ejecutivos les ciegan de tal modo que los efectos que sus desperdicios produzcan sobre el clima les resultan risibles y despreciables. Mientras ellos naden en dinero, ¿qué puede importarles?

Esto es lo que decide la suerte del clima y del mundo. En principio sólo del occidental, luego el del resto arrastrado por esta esta hidra de mil cabezas que son las corporaciones y su comportamiento insensible frente a la devastación. Métasenlo en la cabeza los que van hoy a Bali, antes de discursear. Esos que acuden a otro Protocolo que moviliza cuantiosos gastos y toneladas de palabrería sobre acuerdos de los países signatarios -sin hablar del principal, EEUU- que han cumplido el anterior de Kioto ni van a cumplir tampoco éste. Albarda sobre albarda. Ficción sobre ficción. Que la solución no depende de estos Protocolos se le alcanza al más común de los mortales. Todo consiste en

A) Detener la deforestación imparable impidiendo talas y evitando construir sobre terrenos incendiados.

B) Reducir drásticamente la automoción, suprimiendo la de uso individual y dejando sólo la de uso colectivo.

C) Abandonar el derroche de energía.

D) Sustituir inmediatamente la energía al uso por otras energías renovables, la solar principalmente.

Pero verán ustedes que nada de eso se va a hacer, ni se piensa hacer. Sólo si se hiciera, empezaríamos a pensar que estos Protocolos no son una pantomima de envergadura sideral.

Por: Jaime Richart (especial para ARGENPRESS.info)
Fecha publicación: 11/12/2007

Dicen haber descubierto fuente de energía de aurora boreal

SAN FRANCISCO (AP) - Un grupo de científicos dice haber descubierto la fuente de energía de la aurora boreal, un espectacular despliegue de colores que se puede observar en las latitudes superiores del Hemisferio Norte.

Nuevos datos de la misión Themis de la NASA, un quinteto de satélites lanzado en el último trimestre del 2006, determinó que la energía proviene de una corriente de partículas cargadas del Sol que fluyen a través de campos magnéticos que conectan la atmósfera superior de la Tierra con el Sol.

La energía es entonces abruptamente liberada en la forma de estallidos de luces, dijo el principal investigador, Vassilis Angelopoulos, de la universidad de California en Los Angeles.

Los resultados fueron presentados el martes en una reunión de la Asociación Geofísica de Estados Unidos.

En marzo, los satélites detectaron una explosión de aurora boreal en Alaska y en Canadá. Durante el espectáculo, de dos horas de duración, los satélites midieron el flujo de partículas y los campos magnéticos desde el espacio.

La "tormenta" geomagnética que dio energía a las auroras boreales era el equivalente de la energía liberada por un sismo de magnitud 5,5, dijo Angelopoulos.

Aunque los investigadores habían sospechado de la existencia de núcleos de campos magnéticos que proveen de energía a las auroras boreales, el fenómeno no fue confirmado hasta mayo, cuando los satélites lograron determinar su estructura a unos 65.000 kilómetros (40.000 millas) por encima de la superficie terrestre.

Fuente: Argenpress