Somos Amigos de la Tierra - NOTICIAS

29 de agosto de 2006

CHILE: Tierra indígena amenazada

Adital - La empresa estatal Noruega SN Power está pretendiendo construir tres centrales hidroeléctricas dentro del territorio ancestral de los indígenas mapuches. La empresa ya habría se reunido con autoridades comunales, regionales y nacionales al tiempo que contactó a organizaciones sociales de diferentes localidades para presentar su idea de llevar a cabo la construcción las usinas Pellaifa (75 MW), Liquiñe (125 (MW) y Maihue (300MW).

Matías Meza-Lopehandía, investigador del Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas, informó a la agencia Mapuexpress que, según la empresa, su objetivo es invertir y operar centrales hidroeléctricas comerciales en mercados emergentes con un compromiso social, ambiental y ético con los lugares en que interviene. Y por esto comienza su trabajo consultando a las poblaciones aledañas a sus proyectos para marcar la diferencia con el resto de las empresas que sólo se acercan a la comunidad al estallar los conflictos.

En este contexto, el este semana, se llevó a cabo una reunión en la localidad de Coñaripe entre las comunidades mapuche del sector, los habitantes del pueblo y la empresa Noruega SN POWER Chile, para informar acerca de los proyectos. La empresa, a través de su gerente Esteban Illanes, expuso la idea del proyecto Pellaifa, aledaño a Coñaripe, que implica la construcción de un canal subterráneo de unos 14 kilómetros en los ríos Llancahue y Quillalelfu para extraer aguas que son llevadas a una turbina generadora de electricidad para luego ser devueltas al lago Pellaifa (originalmente las aguas desembocan en el lago Calafquén).

Asimismo dijo que elegirían una localidad de control sin intervención para evaluar los impactos de sus proyectos y que además invertirían en infraestructura y otras eventuales compensaciones. Si bien el hecho de que no se tratara de represas que inundarán territorios y obligarán al traslado de comunidades - como en el traumático caso de Ralco - tranquilizó en cierta medida a los comuneros mapuche. Sin embargo la asamblea continuó y quedó en evidencia que la comunidad no está dispuesta a confiar nuevamente en una empresa, por lo que manifestó su desconfianza y exigió mayores antecedentes.

La empresa se mostró abierta a seguir conversando e insistió en que los trabajos, en caso de llevarse a cabo, sólo empezarían a fines de 2008, por lo que había tiempo para alcanzar consensos. Por su parte, los dirigentes de las comunidades mapuche fueron claros: las aguas de los ríos son recursos que pertenecen al Pueblo Mapuche y por lo tanto es éste el que debe decidir sus destinos. Cualquier uso que se les quiera dar debe ser autorizado por las comunidades y debidamente compensado.

Ante esto, el representante de la empresa señaló que ellos habían adquirido legalmente los derechos de aguas. Se mostró así el punto de inflexión entre las "responsabilidad social empresarial" y el verdadero respeto a los derechos de los Pueblos Originarios.